19 de agosto de 2008

Cuentos chinos

Resuta que esto de Beijng (y los años de Tintín) me debe estar afectando severamente el cerebro. Ayer y en dos oportunidades me soñé en China en una especie de palacio. En vez de disfrutar del escenario estaba de lo más preocupada por cuidarme de alguna flecha envenenada (no de las que se tiran con arco sino de las que se escupen) que vaya uno a saber por qué se suponía iba a ir directo a mi cuello.